Viviendo en la sociedad actual y con los sistemas empresariales existentes, el coaching sistémico es cada vez más importante. Y es que este tipo de coaching se ha convertido en uno de los principales pilares para mejorar el rendimiento del personal y la dinámica interpersonal en los negocios. Así que, si quieres saber cómo consiguen las empresas un buen rendimiento interno a través del coaching sistémico, sigue leyendo. En este post vamos a explicarte en qué consiste, cómo se aplica y qué principios lo rigen. Y si quieres ampliar tus conocimientos en este ámbito, echa un vistazo a la Maestría Internacional en Psicología Holística y Coaching Personal. Una formación completa con la que podrás completar tu perfil académico y desarrollar nuevas capacidades profesionales.
Índice de contenidos
¿Qué es y para qué sirve el coaching sistémico?
El coaching sistémico tiene el objetivo de identificar las causas de los problemas que están afectando negativamente a una empresa. Así, al mejorar estos aspectos, el rendimiento empresarial aumenta.
Este tipo de coaching recurre a métodos que logran detectar bloqueos ocultos y dar con las soluciones más efectivas. Por lo que, a través de esta modalidad de coaching, comprendemos a la empresa como un único sistema que está compuesto por elementos (trabajadores) que interactúan entre ellos. Cualquier acción que ejecute uno de estos elementos puede influir en los demás, llegando producir diversas reacciones: racionales y emocionales, individuales y del sistema, conscientes e inconsciente, entre otras.
¿Qué quiere decir esto? Que cada trabajador tiene una función que debe cumplir y unas responsabilidades a su cargo. Si todo fluye adecuadamente, se alcanza el equilibrio global. Esto permite que cada individuo de una organización tenga la posibilidad de involucrarse con el sistema y contribuir en él.
Ahora bien, para cumplir con los objetivos propuestos, cada empresa basa su funcionamiento en una serie de leyes sistemáticas, en las que se apoya para que las relaciones fluyan mucho mejor y se adquiera una fuerza mayor en conjunto.
Leyes del coaching sistémico
Cuando hablamos de coaching sistémico, es muy importante saber que se basa en 6 leyes sistémicas que fueron desarrolladas por el psicoterapeuta y pedagogo alemán Bert Hellinger. Con estos principios, es más fácil comprender la forma en la que nos relacionamos dentro de una empresa. Asimismo, aprendemos a hacerlo de una forma equilibrada y sana, con probabilidades elevadas de mantener una relación buena y fomentar la comunicación empresarial. Así pues, veamos cuáles son estas leyes que rigen el coaching sistémico:
Ley de jerarquía
La empresa está dividida en diferentes departamentos y cuenta con una estructura piramidal. Se trabaja de una manera colaborativa, por lo que cuando un empleado debe consultar algo, puede acudir a su superior directo en lugar de contactar con el jefe de la empresa. A la hora de resolver inconvenientes, el orden ascendente de respeto es muy eficaz.
Ley de pertenencia
En este caso, la empresa trabaja sin admitir discriminaciones y no deja fuera a ningún empleado, pues siempre debe sentirse considerado por la organización. Esto hace hincapié en que, si un grupo aparta a uno de los integrantes, todo el sistema se verá afectado.
Ley de antigüedad
Los empleados que lleven más tiempo en la empresa son prioritarios sobre el personal que llega después. Por ejemplo, cuando se busca un puesto superior, se tiene en cuenta antes al trabajador de mayor antigüedad.
Ley de equilibrio
Se trabaja teniendo en cuenta el intercambio igualitario de ambas partes. El empleado trabaja con pasión y espera que su superior valore su labor. Si se entregan sueldos de valor reducido, hay corrupción o cualquier factor negativo, el sistema al completo acabará desfavorecido.
Ley de reconocimiento
Está relacionada directamente con la autoestima del trabajador. Todos esperamos que se reconozca nuestro esfuerzo. Si no se hace de esta forma, el personal puede sufrir una gran insatisfacción y acabar disminuyendo su rendimiento.
Ley de aceptación
Todas las empresas se rigen por unas normas y siguen una filosofía. La mejor manera de formar parte de una organización es comprender esas reglas, aceptarlas y adaptarlas a la forma de trabajar. De esta manera, estamos más cerca de la felicidad y el desarrollo personal.
Principales beneficios de implementar el coaching sistémico
Ya que los sistemas empresariales se han vuelto complejos, el coaching sistémico se ha convertido en una herramienta que ayuda a conocer internamente a una compañía, así como a detectar cambios que deben aplicarse para que se vuelva más eficaz.
Todo ello nos deja saber que este coaching se puede aplicar a nivel grupal, siendo más eficaz y eficiente para una empresa que uno individual. Asimismo, es una buena manera de estudiar el desarrollo y los patrones que se repiten dentro de una compañía. Además de ello, el coaching sistémico destaca también por:
- Permitir el desarrollo de una estrategia de gestión interna sólida.
- Aportar coherencia en la estructura interna de una empresa.
- Incrementar el reconocimiento de los empleados por parte de la organización.
- Producir cambios empresariales beneficiosos.
- Resolver conflictos laborales de manera más rápida y eficaz.
- Aumentar el rendimiento de los empleados.
- La comunicación entre los empleados es más sencilla.
- Ayudar a detectar problemas en poco tiempo.
- Mejorar las negociaciones internas.
¿Cómo es una sesión de coaching sistémico?
Ya conocemos todo lo que puede proporcionar a una empresa este método, pero ¿cómo se consigue esto? Hay profesionales en el sector que están especializados en este tipo de coaching y que son capaces de introducirlo en una organización. Consiste en un conjunto de sesiones de aprendizaje grupal y que para llegar al objetivo final, consideran las relaciones entre los trabajadores y se aseguran de que fluyan correctamente en su día a día.
Se puede decir que el coaching sistémico se trabaja en varias sesiones, que abarcan tres fases diferentes:
- Identificar la situación inicial del equipo.
- Diseñar un proceso dependiendo de la finalidad de ese equipo.
- Análisis y evaluación de los resultados.
La duración de estas sesiones va a depender en gran parte del trabajo que requiera ese grupo, la colaboración de cada uno de los miembros y el objetivo final. Usualmente, el mínimo de sesiones que se necesita son 4, aunque es frecuente que la cantidad varíe entre 8 y 12. El tiempo estimado en cada sesión es de 120 minutos, llegando a un máximo de 240 minutos.