Los complejos físicos pueden generar inseguridades, lo que provoca que queramos eliminarlos de alguna manera para sentirnos y vernos mejor. Ante esta situación, son muchas las personas que recurren a la medicina estética. Y, entre la gran variedad de tratamientos a los que nos podemos someter, la carboxiterapia es uno de los más completos, porque puede aplicarse en el rostro y el cuerpo. Así que, si quieres saber para qué sirve y cómo se aplica, sigue leyendo. Y recuerda que, a través de la Maestría Europea en Medicina Estética aprenderás todo sobre los tratamientos estéticos que hoy en día se realizan.
Índice de contenidos
¿Qué es la carboxiterapia?
La carboxiterapia es un tratamiento estético no invasivo que sirve para corregir ciertas imperfecciones faciales y corporales. Este método se basa en la oxigenación celular a través de dióxido de carbono (CO2). Este gas contribuye a que nuestro organismo produzca serotonina, histaminas y catecolamina, que mejoran la circulación de la sangre.
Este tratamiento estético se utiliza para corregir imperfecciones como la celulitis, las estrías o la grasa localizada en el cuerpo. Para el rostro, sirve para tratar las arrugas, la flacidez de la piel, las cicatrices y para blanquear las ojeras. Pero esto no es todo, ya que también se utiliza en cardiología. Concretamente, para tratar enfermedades relacionadas con la acumulación de grasa en las arterias o para los problemas de circulación sanguínea.
Cuántas sesiones son necesarias
No hay un número de sesiones establecidos porque dependerá de la zona a tratar y su estado. Eso sí, cada sesión dura entre 20 minutos y una hora. Después de cada sesión, el paciente puede hacer vida normal, ya que no se pasa por quirófano.
Contraindicaciones de la carboxiterapia
Las personas que padecen diabetes, cáncer o tienen problemas renales no se les recomienda someterse a la carboxiterapia. Tampoco en mujeres embarazadas o lactantes. Te recomendamos que siempre, antes de someterte a un tratamiento estético, hagas las consultas pertinentes a tu médico de confianza.
Cómo se aplica la carboxiterapia
La carboxiterapia se realiza a través de microinfiltraciones de CO2 por vía subcutánea, percutánea o intradérmica (dependiendo de la zona a tratar). Para ello se utiliza una aguja muy fina, que está conectada a un equipo que controla el volumen, presión y flujo del gas durante toda la sesión.
Cuando se inyecta el dióxido de carbono, una parte se adhiere a la grasa y el resto va al torrente sanguíneo. Una vez entra en contacto con la sangre, se une a la hemoglobina y se oxigena, incrementando el riego sanguíneo en la zona a tratar. Una vez finalizada la sesión, el especialista aplica un ligero masaje en la zona para distribuir mejor el gas.
El paciente puede padecer algún efecto secundario leve. Normalmente suele provocar dolor ligero o sensación de ardor en la zona tratada, así como la aparición de algún pequeño hematoma o enrojecimiento de la zona.