Aunque creemos que la anestesia significa que nos quedamos dormidos para una intervención quirúrgica, en realidad existen otros tipos de anestesia que conllevan efectos diferentes. ¿Cuáles son esas variantes, para qué sirven y en qué casos se aplican? En los siguientes apartados daremos respuesta a todas estas preguntas habituales. Y si quieres ampliar tus conocimientos previos en esta área médica, con nuestra maestría en quirófano tendrás la oportunidad de especializarte y dar un paso más en tu carrera profesional.
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¿Qué es la anestesia?
La definición más acertada de anestesia sería el estado en el que se pierde temporalmente y de forma controlada la sensibilidad o la conciencia para llevar a cabo procedimientos con fines médicos. Así pues, la anestesia tiene el objetivo de evitar que se sienta dolor durante una intervención quirúrgica, prueba o cualquier situación médica que genere dolor en el paciente.
Por otro lado, si te preguntas cómo se administra la anestesia debes saber que existen distintas formas de administrarla, según su finalidad o propio tipo de anestesia. Los medicamentos que se emplean se llaman anestésicos y su administración puede hacerse mediante aerosol, inhalación, inyección, loción tópica, parches o gotas. Elegir qué anestesia y la dosis correcta que se va a administrar es tarea del anestesiólogo.
Origen de la anestesia
En la actualidad, pensar en someterse a un proceso quirúrgico sin contar con la anestesia es algo inimaginable. Sin embargo, es evidente que hace centenares de años los pacientes no disponían de este avance científico. Por ello, eran muchas las personas que sufrían durante los procesos que se realizaban en aquel entonces. Hasta ese momento, hay evidencias documentadas sobre procesos que se empleaban para dormir al paciente o disminuir su sensibilidad.
En la Edad Media, los árabes empleaban el sistema de la esponja mojada en sustancias anestésicas que se colocaba bajo la nariz del paciente. También se tienen evidencias de que Hipócrates utilizaba una esponja soporífera con una mezcla de beleño, mandrágora y opio. Asimismo, el frío, la marihuana y el alcohol se usaban para lo mismo. Una de las técnicas menos ortodoxas se conoce como hipoxia cerebral. Este proceso consiste en apretar el cuello del paciente hasta que perdiera en sentido y comience la producción de anestesia por hipoxia cerebral. Asimismo, se conoce que en algunos lugares golpeaban al paciente en la cabeza para producirle una contusión cerebral.
Podemos decir que la anestesia se descubrió gracias a los avances científicos de algunos gases en estado puro, como el nitrógeno y el óxido nitroso. Aun así, durante los años posteriores se hicieron muchas investigaciones y estudios para comprobar su eficacia y mejorar la técnica. Por ejemplo, William Morton y Horace Wells fueron dos de los investigadores que comenzaron a estudiar la forma de eliminar el dolor en sus pacientes. Aunque Horace Wells fracasó, Morton y Charles Jackson (un profesor de química del primero) mejoraron la técnica y consiguieron que el éter se administrara como anestésico.
¿Cuáles son los tipos de anestesia y para qué sirven?
Ahora que ya sabes qué son y el origen de los anestésicos, vamos a conocer cuáles son los tipos de anestesia que existen en la actualidad. Además, veremos en qué casos es más conveniente usar cada una y cómo se suelen aplicar.
Anestesia general
Esta clase de anestesia es la más popular. Consiste en la ausencia temporal de la sensibilidad en todo el cuerpo, acompañado por la pérdida del sentido. Como imaginarás, se aplica en los procesos quirúrgicos más complejos e importantes. El medicamento se administra a través de la inhalación (mediante una máscara o tubo) o vía intravenosa. Es habitual que durante la cirugía se introduzca un tubo de respiración en la tráquea para que la respiración se mantenga correctamente.
Anestesia local
Es la más suave, pues se aplica únicamente en la zona en la que no se quiere tener sensibilidad de forma temporal. Puede tratarse de anestesia tópica, spray o crema, aunque también es posible hacerlo mediante inyección en el área que se va a intervenir. Este tipo suele administrarse para procesos rápidos, sencillos y que no abarcan una gran superficie del cuerpo.
Anestesia regional
Consiste en adormecer únicamente la zona del cuerpo en la que se va a llevar a cabo la intervención. Se emplean anestésicos locales para adormecer esa parte y bloquear las sensaciones de dolor en un área grande del cuerpo (abdomen, piernas, brazos, entre otras). De esta forma, es posible proceder sin que el paciente se encuentre inconsciente.
Hay dos anestésicos regionales que seguramente conozcas, ya que su uso es muy común. Se trata de:
- Anestesia para bloquear nervios periféricos: inyección del medicamento cerca de un nervio determinado o un grupo de nervios para eliminar el dolor.
- Epidural o anestesia raquídea: anestésico local que se administra cerca de la médula espinal y los nervios principales que entran en la médula.
¿Cuáles son los riesgos de la anestesia general?
Con el gran avance en este ámbito, la anestesia general se ha convertido en una opción muy segura. Que se produzcan complicaciones suele ser poco común, ya que suele estar relacionado con el estado físico del paciente o con la complejidad del procedimiento. Antes de que se proceda con la intervención, el anestesiólogo evalúa los posibles riesgos que presenta el paciente en concreto. Algunas de las complicaciones que pueden producirse son:
- Alteraciones cardíacas relacionadas con el estado de salud del paciente.
- Lesiones producidas por el tubo de ventilación que se coloca en la tráquea.
- Complicaciones respiratorias.
- Reacciones alérgicas a los medicamentos administrados.
- Hipertermia maligna, una subida de temperatura peligrosa que se produce como efecto de ciertos fármacos anestésicos.